martes, 24 de febrero de 2015

Mateo Marco Amorós y su visión del Aula de Poesía

Momento de la interpretación de
Canción detenida a Sharon Tate
Desde esta página os colocamos el enlace al artículo donde Mateo Marco Amorós da su visión del Encuentro del Aula de Poesía del pasado sábado. Nuestro agradecimiento por estas palabras.

Artículo de Mateo Marco Amorós

miércoles, 18 de febrero de 2015

Luis Bagué Quílez: Viaje a la semilla


«La urdimbre luminosa». Antonio Gracia. 

Portada de Hacia la luz
ahCon «Fragmentos de identidad (Poesía, 1968-1983)», Antonio Gracia (Bigastro, 1946) sellaba un itinerario poético caracterizado por la negatividad como actitud estética y vital. A partir de «Hacia la luz» (1998) se abre una nueva etapa donde canto y lamento se trenzan de manera más armoniosa. Este progresivo proceso de «recuperación de la palabra» cristaliza en sus títulos siguientes, representativos de un modo muy concreto de entender la poesía: «Libro de los anhelos» (1999), «Reconstrucción de un diario» (2001), «La epopeya interior» (2002), «El himno en la elegía» (2002), «Por una elevada senda» (2004) y «Devastaciones, sueños» (2005). Todos ellos articulan un programa en el que coexisten la indagación en la propia identidad y las huellas de un «eglogismo psíquico», como lo ha denominado el autor, que aspira a contemplar la realidad a través del tamiz de la escritura. Esta actitud no es un ejercicio de confiado voluntarismo ni una propuesta de asepsia espiritual. Más bien se trata de la reivindicación íntima de una poesía que no se limite a recrear el universo, sino que sea capaz de crearlo mediante la palabra.


«La urdimbre luminosa» (2007), el último libro de Antonio Gracia, radicaliza las premisas anteriores. El lector se encuentra ante un único poema dividido en dieciocho cantos, cada uno de los cuales aporta nuevos matices a la configuración de una identidad en conflicto. Nos adentramos así en la epopeya de un moderno náufrago que, en medio de un mar de incertidumbres, se proclama descendiente del «magnífico Robinson» o de un Ulises que ha sacrificado el regreso a Ítaca en aras de un viaje infinito. Por ello no sorprende la mención a Ulises Mèrou, el personaje –troquelado sobre el arquetipo mitológico– que protagonizaba «El planeta de los simios», tanto la novela de Pierre Boulle como la película de Franklin J. Schaffner. Sin embargo, la vasta trama de «La urdimbre luminosa» no se reduce a un desfile de disfraces subjetivos. Los trampantojos del yo se ponen al servicio de una honda reflexión sobre los tópicos literarios eternos: «beatus ille» («Yo quisiera / haber hallado los jardines plácidos / donde sobrevivir»), «aurea mediocritas»Yo, en verdad, / necesito olvidar el ansia, ser / puro y sencillo»), «ars longa, vita brevis» Sé que escribir es mi única victoria / contra la muerte»), etc.


Portada de La urdimbre
luminosa
Junto con los temas anteriores, Gracia elabora una personal cosmogonía (o «cosmo-agonía») en la que se solapan los vestigios de un mundo ancestral con los signos dudosos del presente. El despojamiento referencial no evita que el lector advierta en los versos un sentido activo de la historia, donde los ecos milenarios se confunden con la voz del sujeto. Expulsado del ilusorio paraíso de la infancia, el poeta se refugia ahora en la escritura. La creación lírica se convierte de este modo en un trasunto de eternidad o en un «truco para aplazar la muerte». Se va esbozando así una huida hacia delante, en la que el himno se construye sobre las ruinas de la elegía y en la que la sed de inmensidad mitiga la sospecha de habitar un espejismo. Al final del recorrido, la oquedad ontológica queda redimida mediante un reconocimiento plural: en la literatura («Contemplo a Beatriz Dante»), en la conciencia del propio fracaso («Acepto la derrota») y en la propuesta de una moderación sensitiva atenida al ideario estoico («Solamente deseo / abrir un libro y escuchar su música»). La ficción de la identidad se diluye en el desencanto de quien sabe que los dioses han muerto y que sólo perdura el engaño de creer en los hombres. Y, sin embargo, en los versos alienta aún la grandeza de un intento prometeico que transforma el pesimismo en voluntad creadora: «Quiero hacer de mi pluma mi destino: / que jamás / mi vida contamine mi escritura, / sino que se contagie mi existencia / de su cantar voluntarioso y firme». Que así sea.

Luis Bagué Quílez
(texto extraído de antoniograciaoniria.blogspot.com)


domingo, 15 de febrero de 2015

Antonio Gracia: Tres astillas de una obsesivaria



  1. Como he dicho en la página anterior, hace 20.000 versos escribí un poema solitario y el poema era yo. Tenía rostro de muerte, lectura de cadáver y escritura de vida. Lo fui lentamente, me absorbió lentamente hasta que, lentamente, sin apenas notarlo, él fue quien me escribió. Eso es: yo creo que escribo versos. Pero que son los versos quienes me escriben día a día. Sólo soy lo que un poema no consigue arrebatarme. Y ojalá me arrebaten totalmente. Ojalá que ese poema en el que me convierta no se acuerde de mí. Sería la perfecta metamorfosis: yo sería.

  1. Tal vez sea absurdo: pero recuerdo el terror de Cervantes pensando durante toda su vida si perdería su otra mano: yo, que sólo soy mi escritura, ¿cómo podría serme? Eso es la poesía: el horror de pensar que uno no consiga ser el poema que es.

  1. Un día introduje mi mano en mi cerebro y oprimí el cielo: hice de mi ansiedad un catasterismo llamado Dios: el tiempo lo transustanció en poema iconoclasta. Escribir no debe ser más que introducir el folio dentro del cerebro: cuanto más manchado de sangre mental salga, más poema, más hombre es ese folio. Lo demás es hacer literatura.


  1. Escribir es la prueba definitiva de que vivir no basta, de que la vida es un fracaso: de don Dios o mío. El arte nace como consecuencia del instinto del hombre de corregir un error de don Dios: el de no haber sabido darnos la inmortalidad. Para repararse, don Dios destruye el tiempo, inventa la otra vida: el cielo y el infierno. Para conseguirlo, el hombre inventa el Tiempo, crea la vida de la Fama: el Arte.  

sábado, 14 de febrero de 2015

Antonio Gracia y la palabra como salvación

Programa del III encuentro del Aula de Poesía
Pinchando en el enlace de abajo, podéis acceder al artículo publicado en el Diario Información el día 13 de febrero. En él, hacemos una pequeña semblanza de la obra poética de Antonio Gracia. El próximo sábado 21 de febrero en el Auditorio de la Lonja de Orihuela, a las 20:30 horas, abordaremos con mayor profundidad su obra, contando con la presencia del autor y con la de Ángel Luis Prieto de Paula, uno de los grandes conocedores de la obra del poeta alicantino. Todo ello, ilustrado con las propuestas escénicas ideadas y dirigidas por Luisa Pastor. Os esperamos.



domingo, 8 de febrero de 2015

Vuelve el Aula de Poesía "Miguel Hernández"

Participantes en el III encuentro del Aula de Poesía
 "Miguel Hernández"
Como viene siendo habitual desde 2013, cada febrero Auralaria, en colaboración con la Fundación Cultural "Miguel Hernández" y la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela os propone una cita con la poesía y su artífice, el poeta. El lugar, el Aula de Poesía "Miguel Hernández". En esta ocasión os citamos a las 20:30 horas, el sábado 21 de febrero en el Auditorio de la Lonja de Orihuela para conocer la extensa y reconocida obra de Antonio Gracia. A partir de sus poemarios, Auralaria plasmará su concepción de la poesía, donde se mezclan imágenes, música, voz... Como colaborador invitado a la tertulia con el autor, nos acompañará el Catedrático de Literatura de la Universidad de Alicante Ángel Luis Prieto de Paula. Como ya es habitual, el acto será presentado por Ángeles Vidal Guevara.
Para que vayáis conociendo las propuestas de este nuevo encuentro os dejamos el guión del mismo. Os esperamos.

domingo, 1 de febrero de 2015

"The starred sky..." de Lars Gustafsson, versión de Luisa Pastor.





El firmamento estrellado 

(from Elegies and other poems)


El firmamento estrellado,
la fija mirada de las galaxias…
El universo sosteniendo obstinadamente enormes distancias
contra nuestros esfuerzos -¡tan ansiosos!- por ver el mundo
como algo pequeño, abordable,
accesible a señales y observaciones.

Lógica cuántica en física y química.

Vuelta a lo mismo

:

el terco rechazo de la materia
a reducir su existencia a la pura probabilidad,
a ser tan solo una sombra
que barre los acantilados al atardecer,
una repentina ráfaga que atraviesa
los solitarios álamos del bosquecillo
para volver de nuevo a la quietud.

Y nuestra tenaz e impaciente batalla
por la sustancia, las partículas, las individualidades,
las cosas  que rehúsan existir en el mundo físico.

Este mundo de distancias y sombras
 y azarosos saltos entre líneas espectrales, 
esta danza macabramente inmóvil
es lo que yo quiero decir  con aquello de
  la quietud del mundo antes de Bach.

Versión de Luisa Pastor

Lars Gustafsson
 En el blog de  Andrés Catalán, Le Monocle de Mon Oncle,  podéis encontrar otros poemas suyos  traducidos al español y esta interesante reseña: