Ilustración: Alba L. Giménez |
“Las vacaciones”, de Wendell Berry
TRADUCIDO POR LUISA PASTOR
Hubo una vez un hombre que filmó sus vacaciones.
Iba raudo río abajo en su bote
con su videocámara al ojo, rodando
un dinámico film del dinámico fluir
sobre el que su bruñido bote se desplazaba fugazmente
hacia el término de sus vacaciones. Le mostraba
sus vacaciones a la cámara, que lo grababa,
inmortalizándolo todo para siempre: el río, los árboles,
el cielo, la luz, la proa de su ajetreada embarcación
y, ubicado en la parte de atrás, él con su cámara
preservando sus vacaciones como si en verdad las tuviera,
para que después de haberlas tenido, todavía pudiera
tenerlas. Y con el encendido
de un interruptor, allí estarían. La pega es que él no.
En esa película él nunca sería más que una ausencia.
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