domingo, 13 de septiembre de 2020

"El fin de la ciencia ficción", de Lisel Mueller (Traducido por Luisa Pastor)

Ilustración: Alba L. Giménez


Esto no es una fantasía, es nuestra vida.

Somos las criaturas

que conquistaron la luna,

los que no dan tregua alguna a sus computadoras.

Somos los dioses capaces de deshacer

el mundo en siete días.


Ambas manos se detuvieron a mitad de la jornada.


Gozamos ya el sueño incipiente de vivir para siempre

en livianos cuerpos de aluminio

con una serie numérica grabada en el envés.

Sintonizamos nuestras palabras como Muzak.

Nos escuchamos unos a otros como a través del agua.


El género se ha extinguido. Inventa algo nuevo.

Inventa a un hombre y a una mujer 

desnudos en un edén,

inventa a un hijo que salvará al mundo,

un hombre que carga con su padre

huyendo de una ciudad en llamas.

Inventa el hilo de un ovillo

que conduce a cierto héroe a buen puerto,

inventa una isla en la que él abandona

luego a esa mujer que le ha salvado del peligro,

sin perder el sueño siquiera tras su traición.


Invéntanos tal como fuimos

antes de que nuestros cuerpos reluciesen

y dejásemos de sangrar:

inventa a un pastor que mata a un gigante,

a una muchacha que se transforma en laurel,

a una mujer que rehúsa dar la espalda 

a su pasado y es convertida en estatua de sal,

a un joven que roba el patrimonio de su hermano

y acaba convertido en líder de una nación.


Inventa unas lágrimas auténticas, un amor impío,

unas palabras arcaicas recitadas despacio

y con esfuerzo, como los primeros pasos

del niño que cruza una habitación.



Enlace al poema original



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