martes, 27 de octubre de 2020

"Octubre", de Robert Frost (Traducido por Luisa Pastor)

Ilustración: Alba L. Giménez

 Oh, silenciosa y plácida mañana de octubre,

tus maduras hojas presienten su caída,

el viento de mañana, si sopla fuerte

acabará con todas ellas esparcidas.

Los cuervos claman en lo alto del bosque;

puede que mañana se agrupen y emprendan la salida.

Oh, silenciosa y plácida mañana de octubre,

alumbra las horas de hoy perezosamente.

Haz que este día sea menos fugaz, a nuestros ojos.

Ya que los corazones se prestan gustosos al engaño,

embáucanos como tú sabes.

Deja caer una hoja al amanecer;

al mediodía libera otra;

una que caiga de nuestros árboles, la otra de más lejos.

Haz que el sol se distraiga en la levedad de la bruma;

cautiva a la tierra con tus amatistas.

¡Despacio, despacio!

Compadécete del temblor de la vid, al ver todas sus uvas

con las hojas consumidas a causa de la helada,

y la gloria de sus racimos condenada, asimismo, a perecer.

Compadécete del temblor de la vid que pende del muro.


Enlace al poema original


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