domingo, 31 de mayo de 2020

“Cúbrete el rostro con tus manos”, de Mark Strand (Traducido por Luisa Pastor)

Ilustración: Alba L. Giménez

Dado que hemos atravesado el río y el viento nos ofrece tan sólo un entumecedor torbellino de frío, al que nos hemos adaptado dócilmente, sin esperar más allá de lo que nos puede ser concedido, sin preguntarnos siquiera cómo pudo ocurrir que llegáramos a este sitio, para nosotros carece ya de toda importancia que nada saliese como esperábamos. No hay modo de despejar la niebla en la que vivimos ni de saber en qué momento nos dimos por sometidos. La silenciosa nieve del pensamiento se derrite antes de que pueda cuajar. El lugar que habitamos es un acertijo planteado por alguien a quien todo lo humano le es ajeno[i]. Las cancelas hacia la nada se multiplican y el presente queda tan lejos, tan abismalmente lejos.


[i] El enunciado original es: “Where we are is anyone’s guess”. Confieso que he querido sobreentender mucho, al jugar con el eco de la famoso proverbio de Terencio: “Homo sum, humani nihil a me alienum puto” (“Soy un hombre, nada de lo humano me es ajeno”). Se trata de una voz más para enriquecer esta reflexión.


No hay comentarios:

Publicar un comentario