martes, 30 de junio de 2020

“En una ventana”, de Carl Sandburg (Traducido por Luisa Pastor)

Ilustración: Alba L. Giménez

Dadme tan sólo hambre,
oh dioses que gravemente sentados
imponéis al mundo un orden.
Dadme hambre, dolor y deseo,
apartadme, a base de humillaciones y fracasos,
de las puertas del oro y la fama,
¡dadme la más andrajosa y punzante de las hambres!

A cambio, dejadme un amor, por pequeño que sea,
una voz que me regale el oído al final del día,
una mano que me alcance en la penumbra del cuarto
y que venga a acabar con esta infinita soledad.
Cuando al oscurecer las formas diurnas
se difuminan en el ocaso,
una errante estrellita del oeste
nos expulsa de las mudables orillas de la sombra.
Permitidme que vaya entonces a la ventana
a contemplar las fugitivas figuraciones del declive
y aguardar allí la certera llegada
de un amor, por pequeño que sea.



Enlace al poema original

lunes, 22 de junio de 2020

"Una habitación en Brooklyn", de Anne Carson (Traducido por Luisa Pastor)

Ilustración: Alba L. Giménez
  
(inspirada en la obra Room in Brooklyn, de Edward Hopper)

Este
lánguido
día
se mueve
a lo largo de la habitación
Oigo
sus
ejes
en
marcha
Un progresivo resplandor
sobre
el techo
me da
esa
azulinoamarillenta
excitación
Mientras
las horas
apuran
el glorioso
declive de mi atardecer.

lunes, 15 de junio de 2020

"Desnudo de Edward Hopper", de Lisel Mueller (traducido por Luisa Pastor)

Ilustración: Alba L. Giménez

La luz
apura todo lo que yo podría ser,
el sueño apasionado y tierno
de un hombre cualquiera,
o de un pintor –
mis pechos, dos cálidas palomas,
mis brazos, ligeramente doblegados
por la calma del mediodía.

Yo soy
estas venas azuladas, esta cicatriz,
este dominio de células color lavanda,
estos muslos y hombros vencidos;
estas pantorrillas, tan nimias
como mis mejillas,
estas caderas que no han de hacer mullidos
los luminiscentes cojines;

con todo, este cuerpo es mi hogar,
mi infancia se halla confinada aquí,
mi sueño emerge y se fragua en él,
el deseo llegó a su cénit hasta decaer
en los entresijos de su osamenta.
Este sitio me pertenece.


Para Margaret Gaul


lunes, 8 de junio de 2020

"La Península", de Seamus Heany, (traducido por Luisa Pastor)

Ilustración: Alba L. Giménez


Cuando no se te ocurra nada más que decir,
sal un día y conduce, sin más, a lo largo de la península.
El cielo se eleva como si fueras a despegar,
el paraje carece de indicación alguna, de modo que no hay más meta

que pasar de largo, evitando en todo momento, claro, la llegada.
Al atardecer, el horizonte se traga el mar y la colina,
los campos arados emborronan el tejado del blanco caserío,

y nuevamente retomas la oscuridad. Ahora, recuerda
la luminosidad de la costa y aquel tronco a contraluz,
la roca donde las olas van a romperse en jirones,
las garzas en elegante escorzo sobre sus patas,
las islas dejándose ir en la niebla,

y regresa por fin a casa, todavía sin nada que decir
salvo que en adelante poseerás las claves de todos los paisajes
en virtud de estas cosas halladas puras y limpias,
agua y tierra en su elemental desnudez.


Enlace al poema original