martes, 10 de agosto de 2021

"La canción del equilibrio", de Lars Gustafsson. Traducción de Luisa Pastor.

Ilustración: Alba L. Giménez

A menudo me digo a mí mismo:
“estoy en equilibrio, todo es armonía”.

Voy de acá para allá con una cancioncilla en los labios;

ante mí, nada salvo esta cuerda floja, aún más floja conforme el paseo se prolonga,
aunque solo un poco, tan sólo por un momento,

y no se asemeja en nada al viento
este viento que sopla ahora,

que aún querría cobrar más fuerza y recrudecerse,
y si lo hiciera, quién sabe,

puede que no resultase tan arduo, después de todo, andar por la cuerda floja
ni siquiera en plena tormenta; sin embargo, pocos lo han intentado.

Cuando todo está dicho y hecho,
¿a dónde se podría ir si no?

A menudo nos decimos a nosotros mismos:
“todo está en equilibrio, todo es armonía”.

Los más altos bloques de piedra hacen equilibrio
sobre los más bajos, y los más bajos

sobre otros aún más bajos, en su orientación correspondiente.

¡Qué bien! Qué extraordinario edificio,
qué majestuosa línea, vaya un desafío,

y mira tú por dónde, se mantiene en pie, no darías crédito
a menos que tuvieras la certeza de que hay en todo equilibrio,

hay en todo armonía, de lo contrario, ¿qué pasaría?

A menudo me digo: “Estoy en equilibrio, todo es armonía”.

Duermo de noche y me despierto de día,
todo funciona bastante bien,

contesto al número correcto cuando el teléfono suena,

y hay quienes han marcado toda su vida mal,
me llaman a mí cuando en realidad buscan a otro.

Contesto siempre con el nombre correcto
cuando me llaman con el nombre correcto,

y cuando la muerte señala a alguien,
éste señala a su vez a otro que acude de inmediato.

¿A dónde podría ir si no?

A menudo nos decimos a nosotros mismos:
“estamos en equilibrio, todo es armonía”.

La lluvia llega a tiempo

y las guerras son algo que ocurre lejos
y el soplón tira de la cuerda y la cuerda aguarda al asesino,

la moneda está en su justo precio,

lo que importa es tener la reacción correcta,
el punto de vista correcto, el autocontrol correcto.

Lo correcto, ¡qué bien!

Y el niño abandona la escuela justo a tiempo.


From The stillness of the world before Bach