Soñé que en una lúgubre ciudad como París
(from The owner of the house. New Collected poems, 1940 - 2001)
Soñé que en una lúgubre ciudad como París
yo me quedaba solo en una plaza desierta.
La noche temblaba con una cárdena expectación.
Luego se desplazó a la periferia y retumbó.
En aquel titilante horizonte
las armas bombardeaban de colores el cielo.
Allí estaba el Frente. Pero únicamente yo estaba aquí,
la armada me había dejado atrás, en el abandono.
La ciudad vacía y la plaza desierta
eran mi asentamiento, mi zozobra.
El casco con lo que quedaba de la cimera,
el rifle en mis manos, visiblemente anticuado,
el cinturón que llevaba, el desgastado abrigo,
las botas de clavos, pertenencias todas ellas de un poilu[1],
del hombre que era yo, tan desmañado como un oso.
Sobre las azoteas donde las catedrales se imponían
con una majestad sonora, dos aeroplanos
solitarios como dos pájaros, aparecieron.
Luego cobraron mayor tamaño: el Taube[2] alemán
y el Nieuport Scout[3], se persiguieron
el uno al otro
volteando el cielo, hasta que uno cayó envuelto en llamas.
Estas guerras tan
tremendas también se olvidan,
como las viejas dinastías egipcias.
Camarada mío, de cuyas botas un día me apropié,
¿te asombra deambular aún por mi cerebro
cuatro décadas después, como yo a través de tus sueños?
La violencia de la vigilia interrumpe
el mandato de nuestra muerte.
Extraños delirios acuden a nosotros
ahora que hay licencia para soñar
como nunca la hubo antes.
Louis Simpson,
Versión de Luisa Pastor
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