Como dos viejos rockeros que nunca fuimos, Antonio Aguilar y yo |
Si algo me está proporcionando mi primer poemario, Atópica, son momentos, experiencias y pequeños placeres, quizá los únicos que merece la pena tener. En estos calificativos incluyo el acto de ayer en el Café Zalacaín de Murcia, dentro de los Lunes literarios que coordina semanalmente Alberto Caride.
Fue un pequeño gran placer revivir el encuentro con Antonio Aguilar, poeta de palabra sincera y emoción desnuda. Fue un gran momento redescubrir a compañeras del día a día en el contexto bohemio y nocturno del Zalacaín. Fue toda una experiencia recitar mis versos y escuchar una sonrisa o notar un asentimiento en el público anónimo que me acompañó.
Inmejorable experiencia, sin duda, la de anoche.
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