Versos de la rebeldía: “El dulce milagro”,
de Juana de Ibarbourou
De
todas las imágenes que evocan la figura del artista yo me quedo con esta de
Vicente Huidobro en la que el poeta se levanta y, con voz firme, con toda la
fuerza de sus pulmones, clama a la Naturaleza: “Non serviam”, “No te
serviré, no he de ser tu esclavo”.
En
Juana de Ibarbourou hallamos esa querencia revolucionaria, ese deseo de réplica
contra la lógica, contra el imperio todopoderoso de la razón, contra el
tiránico pragmatismo que rige a la inmensa mayoría de los hombres, envarados en
los rigores de sus leyes, líneas y formas.
“El dulce milagro” es más que un poema, es una oda a todos los quijotes,
a todas las frágiles criaturas afanadas en dar fama a su delirio, fantasmas del
idealismo que sobrevuelan los trigales con plena conciencia de ser señalados, o
burlados como el desvalido albatros de Baudelaire. Es una alabanza, una
bendición al deleitoso retiro de la locura, la tergiversación…
…
desde la fronda de sus manos, el ser poeta arroja una rosa como una lanzada a la atmósfera ordinaria, buscando el
homenaje en los territorios de la fantasía, esa maravillosa pulsión imaginativa
que nos aparta del ruido,
en una celda en la que realmente nunca llegamos
a estar solos…
Luisa Pastor
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