sábado, 10 de agosto de 2013

Emily Dickinson, daguerrotipo de una isla


“Soy pequeña como el gorrión, tengo el pelo hirsuto como el caparazón de la castaña y los ojos como el jerez que el huésped deja en la copa”.

El mejor retrato que se conserva de Emily Dickinson es este que ella misma trazó con su puño y letra, su propia acuarela en colores castaños, tostados, su semblanza enladrillada con el delicado recuerdo de su persona. ¿Quién sino ella, habitante única de sus dominios, única conocedora de su corazón, de sus anonimatos?
“Soy nadie. ¿Y tú quién eres?

Es un cuadro inacabado, una paleta desnuda, una mano leve, silenciosa. Cuando lo contemplamos, admiramos la verdad  sesgada de los grandes misterios, el escondido sendero que invita a los pasos pequeños, seguros de encontrar al final, después de todo, un cierto sentido a la callada corriente que busca el pie.  
En la orografía de su mansión, hay estanques, bajas colinas y accidentes de temores, agazapados como lagartos, revoltosos como mariposas. Y un supuesto, una conjetura que golpea la sensibilidad y deja sobre su tumba  orquídeas y magnolias.
“Tengo un terror (…) que no podría decírselo a nadie – y por eso canto, como hace el Niño al pie del Cementerio – porque tengo miedo”.
Adonde vaya su mirada, la acompaña, como Carlo, su perro fiel, el desasosiego, el encanto de lo fantasmal.
Seguramente, Amherst debió de parecerle siempre irreal, algo que deliberadamente ignora por estar a la vista, o le da la espalda, como a esos hombres, a esas mujeres que con ligereza airean “cosas santas en voz alta”.
En la distante naturaleza, en los huertos ficticios,  encuentra ella el amigo con quien jugar. No hay fraude en el bosque que frecuenta, allí el tiempo no muerde como una serpiente, mansamente te conduce, te interna, te pierde, allí las hojas solo susurran el encantador sonido de la huida.
De la fronda celeste, la mano de un niño nos alcanza la flor que un día ella cogió para él.  Y su aroma es el de las islas…

Luisa Pastor






587

Mi Corazón, vacíalo de Ti –
su sola Arteria –
Comienza, y deja allí tan sólo –
la Fecha de Extinción –

Innumerables Ondas tiene el Mar –
forman – un Báltico –
 Retírate a Ti mismo, por jugar,
y no quedará nada
de mí – para guardarme –
“Yo” significa “Tú” –

Cancela la Raíz – y no habrá Árbol –
Cancélate de Mí – y no habrá – Yo –
Los Cielos quedarán desnudos –
y vaciada la bolsa de la Eternidad –

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