“Soy pequeña como el gorrión, tengo el pelo
hirsuto como el caparazón de la castaña y los ojos como el jerez que el huésped
deja en la copa”.
El mejor
retrato que se conserva de Emily Dickinson es este que ella misma trazó con su
puño y letra, su propia acuarela en colores castaños, tostados, su semblanza
enladrillada con el delicado recuerdo de su persona. ¿Quién sino ella,
habitante única de sus dominios, única conocedora de su corazón, de sus
anonimatos?
“Soy nadie. ¿Y tú quién eres?
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Es un cuadro
inacabado, una paleta desnuda, una mano leve, silenciosa. Cuando lo contemplamos,
admiramos la verdad sesgada de los
grandes misterios, el escondido sendero que invita a los pasos pequeños,
seguros de encontrar al final, después de todo, un cierto sentido a la callada corriente
que busca el pie.
En la
orografía de su mansión, hay estanques, bajas colinas y accidentes de temores,
agazapados como lagartos, revoltosos como mariposas. Y un supuesto, una
conjetura que golpea la sensibilidad y deja sobre su tumba orquídeas y magnolias.
“Tengo un
terror (…) que no podría decírselo a nadie – y por eso canto, como hace el Niño
al pie del Cementerio – porque tengo miedo”.
Adonde vaya su
mirada, la acompaña, como Carlo, su perro fiel, el desasosiego, el encanto de
lo fantasmal.
Seguramente, Amherst
debió de parecerle siempre irreal, algo que deliberadamente ignora por estar a
la vista, o le da la espalda, como a esos hombres, a esas mujeres que con
ligereza airean “cosas santas en voz alta”.
En la distante
naturaleza, en los huertos ficticios,
encuentra ella el amigo con quien jugar. No hay fraude en el bosque que
frecuenta, allí el tiempo no muerde como una serpiente, mansamente te conduce,
te interna, te pierde, allí las hojas solo susurran el encantador sonido de la
huida.
De la fronda
celeste, la mano de un niño nos alcanza la flor que un día ella cogió para
él. Y su aroma es el de las islas…
Luisa
Pastor
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Mi Corazón, vacíalo de Ti –
su sola Arteria –
Comienza, y deja allí tan sólo –
la Fecha de Extinción –
Innumerables Ondas tiene el Mar –
forman – un Báltico –
Retírate a Ti mismo, por jugar,
y no quedará nada
de mí – para guardarme –
“Yo” significa “Tú” –
Cancela la Raíz – y no habrá Árbol –
Cancélate de Mí – y no habrá – Yo –
Los Cielos quedarán desnudos –
y vaciada la bolsa de la Eternidad –
La misteriosa Emily....
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