Compartimos la reseña sobre el último poemario de Alfonso Pascal Ros, Regiones más comprometidas, que amablemente nos ha pasado el escritor Adolfo Marchena. Esperamos que sea de vuestro agrado.
REGIONES
MÁS COMPROMETIDAS
ALFONSO
PASCAL ROS
Por
Adolfo Marchena
Adentrarse
en la poesía de Alfonso Pascal Ros (Pamplona, 1965) es desnudarse y
arrancarse la piel a pinceladas leves, como las de un pintor
puntillista. En su amplio bagaje de creación, como su título
advierte, tal vez resulte, en sus regiones, una de las obras más
comprometidas escritas por el autor hasta la fecha. Con un ritmo, del
que no se desvía un ápice, equilibrado en la difícil labor de no
atar versos por complacencia, sus versos retienen el golpe en un
tambor africano que nos resulta a la vez cercano y conocido, un viaje
cuerpo adentro donde la historia no es lo que parece. Entre el mar
(plomada, sextante, velas mayores o mescanas) y la tierra (también
el hombre del campo) el hombre es siempre el mismo, esos “propósitos
de un Peter Pan” que descubre la brutal edad que tiene. El autor
nos oculta, aun en el descuido, en un acto de rebeldía, la
disconformidad contra aquellos que abandonan lo íntimo, el que nada
posee, el que cumple “venciendo como vencen los de siempre”
Haciendo mención a la poesía, la historia o la mitología, lanza
sus certeros puñales contra el acto de la creación, contra los
poetas como ordinaria ruleta, poetas de salón donde, en un recital,
la señora de la tercera fila mira el reloj constantemente porque
tiene la cena sin hacer. Hay cierta melancolía “con tanta
certidumbre de mareas”, el hombre siempre combatiendo, para jugar a
ser poetas con ventaja, con esas licencias poéticas de las que
Alfonso Pascal Ros no se aprovecha. Puede doler, doler mucho la
argumentación del autor, inquebrantable, porque a veces exageramos
hasta la soledad. Existe en todo ello, en comunión con el que
entiende de silencios, no menosprecio, al contrario, cierta desgana,
incluso pudor, ante la envidia ajena, de aquel que pretende títulos
y emblemas. Porque el poeta, al fin y al cabo, está solo. Vive
también “ceñido a la deriva y no lo niega”. No niega Alfonso
Pascal Ros que vaya a encontrar su lugar entre el ahora y el después.
Porque lo que tuvimos, lo que fuimos, lo que somos resulta al final
del día. Y porque “de nada servía interrogarlo”, concluye el
libro, con el poema Regiones más comprometidas. Sirva como lección,
aunque no lo pretenda, para todos aquellos y aquellas que (me
incluyo) deseamos encontrar la redondez del texto allá donde el mar
y la tierra se funden, para este autor que no busca del aplauso (ni
se aprovecha del camino recorrido) pero sí pretende y se compromete
a ser palabra en la cartografía del eco, distanciado de ciertas,
llamémoslo modernidades, que por serlo, no dejan de ser inútiles
artificios de moda pasajera.
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