miércoles, 30 de mayo de 2012

Charles Baudelaire: reseña de La Folie Baudelaire por José Luis Zerón y un audiopoema: "Lo irremediable", por Luisa Pastor



Portada del libro
de Roberto Calasso
Es curioso que Charles Baudelaire, enemigo del progreso del siglo XIX y representante del elitismo aristocrático, sea el precursor de la poesía vanguardista y un icono de la modernidad. En La Folie Baudelaire (Anagrama), último libro de Roberto Calasso, erudito, ameno, vigoroso, inclasificable, se explica el enigma de este poeta desarraigado, paradójico reaccionario, esteta en guerra permanente con la mediocridad y admirador, sin embargo, de algunos talentos mediocres como Merimé o  Costantin Guys, a quien calificó “como el pintor de la modernidad”. Baudelaire deploró la dependencia de tantos escritores y artistas prostituidos por la obligación de producir, pero se adaptó a la naciente industria cultural debido a su sempiterna precariedad económica –aquí podemos encontrar uno de los muchos paralelismos con su alter ego norteamericano, Edgar Poe- e incluso fue aspirante a la Academia francesa y mendigó una reseña al crítico Saint Beuve, quien accedió finalmente con un texto paternalista y no exento de mordacidad. El ensayista italiano afirma que Baudelaire es “el más arcaico de los modernos” y destaca otra paradoja: una de las peculiares virtudes de su poesía es precisamente su falta de soltura, su exceso de peso y densidad. “Su palabra está cargada diga lo que diga. Hay un exceso de linfa, un adensamiento de energía, una presión de lo desconocido que la sostienen y al fin la abaten”. La folie Baudelaire es a la vez una monografía sobre el personaje prototípico de la flanerie y una obra sobre el nacimiento de la modernidad en el París decimonónico
        Con todo, lo que me ha parecido más atractivo de este libro repleto de analogías es el complejo sueño que el autor de Las flores del mal transcribió en una carta a su amigo Asselinau nada más despertar en la madrugada de 1956. Calasso lo reproduce íntegro en el capítulo cuarto y le dedica un profundo análisis. El sueño es un  relato perturbador que me recuerda al mundo de Fellini, “un cuento sorprendente –como lo califica Calasso-. Acaso el más audaz del siglo XIX”. En su carta a Asselinau, Baudelaire define su sueño como “un lenguaje jeroglífico del que no tengo la clave”. Resulta difícil no relacionar por contraposición esta confesión de impotencia con la arrogancia que, veinte años después, exhibe Rimbaud en sus Iluminaciones, proclamando en repetidas ocasiones que él es el único que comprende el sentido oculto de la vida. Recordemos el final de “Parada”, el cuarto poema de la serie: “Solo yo poseo la clave de esta parada salvaje”.

José Luis Zerón Huguet

3 comentarios:

  1. Muy interesante el comentario. Voy a leer el libro."Me ha gustado mucho el poema "Lo irremdiable".

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  2. Gracias, Jose. Bienvenido a nuestro blog.

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  3. Hola.Te felicito, Luisa, por el recitado del poema. Creo que habéis hecho bien fichando a Zerón; me gusta todo lo que escribe.
    Miranda

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